Tengo tantas cosas que enseñarte que seguramente cuando llegue el momento, no sabré por dónde empezar. Serán los árboles del parque, las tiendas del barrio, los vecinos...serán tantas cosas que no puedo dejar de pensar en la cantidad de información que aún me queda por organizar para que no te asustes cuando la veas.
De momento me conformo con seguir mirando tu fotografía con tremenda ternura. Con imaginarme acariciándote mientras duermes o simplemente mientras miras el nuevo mundo en el que vas a vivir. Me conformo con imaginarte.
Porque no sé cómo eres aún ni cómo serás. Ni siquiera el color de tu pelo o el de tus ojos. No sé más de ti que lo que imagino. Y ese imaginar me arranca grandes sonrisas por la mañana, porque sin tenerte aún, ya consigues hacerme feliz.