Te echo de menos y para mitigar tu ausencia, imagino que estás aquí, a mi lado, mirándome y sonriéndome como lo hago yo. Te siento aunque estés lejos, casi inalcanzable, apenas imperceptible. Pero sé que estás aunque no estés.
Mi imaginación trabaja cual araña tejiendo su red, a destajo, uniendo y desuniendo cómo serás ahora, cuando no te veo ni te acaricio como desearía.
Y no puedo más que cerrar los ojos y alcanzar con mis dedos imaginarios las puntas de tu pelo, que el viento despeina y acaricia con su sutil tacto.
Te echo de menos y nunca te vi. Creo que necesito imaginarte.