Te echo de menos y para mitigar tu ausencia, imagino que estás aquí, a mi lado, mirándome y sonriéndome como lo hago yo. Te siento aunque estés lejos, casi inalcanzable, apenas imperceptible. Pero sé que estás aunque no estés.
Mi imaginación trabaja cual araña tejiendo su red, a destajo, uniendo y desuniendo cómo serás ahora, cuando no te veo ni te acaricio como desearía.
Y no puedo más que cerrar los ojos y alcanzar con mis dedos imaginarios las puntas de tu pelo, que el viento despeina y acaricia con su sutil tacto.
Te echo de menos y nunca te vi. Creo que necesito imaginarte.
La ausencia de un ser querido es terrible. Muy bonita esta entrada.
ResponderEliminar¡Qué razón tienes! La ausencia de un ser querido es terrible, pero ahí está la memoria para recrear momentos bonitos e inolvidables siempre que echamos mano de ella...Gracias por leerme!
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